Las lluvias recientes han vuelto a evidenciar las vulnerabilidades estructurales en diversas zonas del estado de Querétaro. De acuerdo con el coordinador estatal de Protección Civil, Javier Amaya Torres, aunque el Atlas de Riesgo está actualizado, persisten puntos críticos como Menchaca, Loarca, Peñuelas y Adjuntas, donde la combinación de drenajes deficientes, construcciones irregulares y escurrimientos naturales representa un alto riesgo para la población.
Uno de los casos más graves fue el de Loarca, donde un dren colapsó, provocando un socavón que afectó viviendas construidas de forma irregular en patios traseros colindantes al cauce.
“En Loarca el dren tiene una estructura débil. Algunas casas construyeron sobre patios que colindan con el dren y al socavarse, se cayeron muros que no estaban amarrados a la estructura original”, explicó Amaya.
En el caso de Menchaca, el funcionario detalló que las lluvias descendieron rápidamente desde zonas altas, lo que agravó la situación. Si bien ya existían antecedentes de afectaciones hace dos años, el escurrimiento no se ha logrado controlar del todo, a pesar de proyectos en curso.
En Peñuelas, cada temporada de lluvias genera acumulaciones peligrosas. Ya se ha anunciado un proyecto, en conjunto con el Gobierno del Estado y el Municipio de Querétaro, para la construcción de un dren oculto de mayor capacidad, que permita canalizar con mayor eficacia el agua que baja por esa pendiente.
Otra zona vigilada es Adjuntas, en el municipio de Corregidora, donde el agua del río Querétaro se dirige hacia Guanajuato. Ahí, explicó Amaya, los drenajes de Querétaro funcionan correctamente, pero al llegar al vecino estado el flujo se ralentiza, lo que provoca afectaciones aguas arriba, como en la colonia Pirámides. Ya se han entablado reuniones con autoridades guanajuatenses para mantener limpia la salida del río Laja, receptor final del cauce.
En otro frente, Amaya también se refirió al caso de La Peña, en Tolimán, donde algunos habitantes se oponen al ingreso de maquinaria para liberar un camino vecinal que permitiría mejor conectividad. Aunque no representa una emergencia grave, sí es necesario resolverlo a nivel municipal.
“Hay una cancha anegada, pero no hay comunidades aisladas. Es un tema de paso vecinal que requiere atención, pero no es urgente”, puntualizó.
Además de atender las zonas de riesgo por lluvias, Protección Civil ha trabajado en el retiro de personas que acampan cerca de drenes y cauces, con el objetivo de proteger su integridad. Aunque no existe una cifra fija, Amaya indicó que en algunos días se han retirado hasta 16 personas en diferentes puntos.
Otro tema que ha cobrado relevancia es el de los árboles en riesgo de colapso. Aunque cada municipio cuenta con su mapeo y acciones preventivas, en esta temporada se han caído más de 30 árboles en la zona metropolitana. Algunos no estaban reportados como enfermos o peligrosos, pero las ráfagas de viento y el reblandecimiento del suelo propiciaron su caída.
En cuanto a la basura acumulada en zonas vulnerables, el coordinador informó que, por ejemplo, en la limpieza del Portal de la Alegría, se retiraron alrededor de dos toneladas de desechos, situación que aumenta el riesgo de taponamientos e inundaciones.
Javier Amaya concluyó que si bien el gobierno estatal y los municipios trabajan de forma constante en el monitoreo, mantenimiento y atención de puntos críticos, la participación ciudadana es clave para reducir riesgos. Evitar tirar basura en la vía pública, respetar zonas de riesgo y no construir en áreas no aptas son acciones que pueden marcar la diferencia.
“No hemos tenido tragedias mayores gracias a los sistemas de respuesta, pero las lluvias seguirán llegando. El objetivo es reducir afectaciones y responder con mayor velocidad”, enfatizó.
La Coordinación Estatal de Protección Civil continuará vigilante y en constante colaboración con los municipios, especialmente en los puntos bajos de la zona metropolitana, para responder con prontitud ante nuevas contingencias.