por: Khalid Osorio
El Toque Crítico
El choque en Los Arcos fue brutal, una joven perdió la vida en plena zona de Los Arcos, no por una falla mecánica ni por mala suerte, sino porque otra mujer conducía a exceso de velocidad y bajo los efectos del alcohol. Un crimen vial, como tantos que suceden cada fin de semana en Querétaro, pero que esta vez encendió los focos de la opinión pública y, curiosamente, también los del aparato gubernamental.
De inmediato, el presidente municipal Felipe Macías salió al frente para anunciar una propuesta de reforma penal: crear el delito de “homicidio vial”. Al mismo tiempo, se organizó con rapidez quirúrgica la firma de un decálogo entre autoridades estatales, municipales e instituciones académicas y privadas. Las fotos llegaron antes que los peritajes, y los discursos antes que los dictámenes. Todo muy coordinado, todo muy oportuno.
Sin embargo, la pregunta no desaparece: ¿por qué este caso sí? ¿Por qué ahora? Las muertes por siniestros viales en Querétaro son dolorosamente frecuentes. Cada semana se registran choques provocados por el alcohol, la velocidad y la negligencia, pero rara vez provocan una movilización institucional de esta magnitud. Ni hay reformas, ni decálogos, ni campañas. Solo duelo y olvido.
Cuando las reacciones se disparan tras la presión mediática, y no como parte de una política pública sostenida, lo que queda claro es que la justicia también puede ser selectiva. O, peor aún, puede ser un recurso de imagen. Porque aunque no lo digan en voz alta, Felipe Macías está en la carrera por la gubernatura, y cada acción, cada iniciativa, cada posicionamiento cuenta para construir su perfil público. Lo saben en su equipo, lo saben en el PAN y lo sabe él.
No se trata de cuestionar el fondo —es válido discutir penas más severas por conducir bajo el influjo del alcohol—, sino de señalar la forma: ¿por qué las leyes solo se mueven cuando coinciden con la agenda del poder? ¿Por qué tantas tragedias pasaron sin que nadie propusiera una coma de reforma? ¿Por qué el dolor de algunas familias parece no bastar para provocar cambios?
Los queretanos no necesitan decálogos simbólicos ni leyes con nombre y apellido. Necesitan coherencia, vigilancia efectiva, transporte público que funcione y cultura vial de verdad. Necesitan que las autoridades trabajen en serio, también cuando no hay cámaras, también cuando no hay likes que capitalizar.
Este momento podía ser un punto de inflexión para revisar el fracaso estructural de la política de movilidad en Querétaro. Pero parece más bien una oportunidad de marketing bien aprovechada.
Ojalá no sea solo eso.Ojalá no tengamos que esperar otra muerte “mediáticamente útil” para ver moverse de nuevo al aparato gubernamental.